24 mar 2019

La idea original. Con Toni Pedrol.


Francisco Sancha Lengo. Málaga, España, 1874 - Oviedo, España, 1936

Para la idea original el proceso suele ser al revés. Una idea básica da lugar a un resultado final tras la sucesión de varias adhesiones, que a fin de cuentas no tienen otro objetivo que el de reforzar el concepto original. Hablo de música y de su creación. 

Salva, en su habitación, guitarra en ristre y a un volumen no apto para vecinos susceptibles, pisa el pedal Over Drive y casi sin darse cuenta, le sale un riff de su Gibson SG que repite y repite; prueba por aquí y por allá; insiste; cambia de Mi a La; satura aún más el amplificador; ya está, ya lo tiene, esa es la idea original que mañana llevará al local de ensayo para que sus colegas añadan la guarnición necesaria: bajo, batería, tal vez una guitarra más.


Joana escribe versos. Siempre carga con una pequeña libreta en la que anota frases ocurrentes, vivencias del día a día o fotos mentales que hace en el tren o mientras camina por la calle y que luego transformará en canciones. Ayer vio a una chica negra que bailaba en un parque mientras sus colegas inmortalizaban el momento de magia callejera con sus smartphones. Joana lleva tres horas dándole vueltas a la cabeza; ya tiene dos estrofas, pero necesita una tercera que no acaba de salir. Sentada al piano prueba varias combinaciones de acordes que abriguen una melodía sobre la que cantar sus versos de baile negro. Al cabo de varios intentos, está convencida honestamente. Ya está, ya lo tiene, esa es la idea original que mañana le mostrará a Pep, el contrabajista con el que trabaja y que también le hace los arreglos. Imagina una base de 3/2, a lo New Orleans, tal vez una trompeta sincopada.


Íker, Laura y el Pape rapean en el soportal de uno de los bloques del barrio. Guardan en el móvil del primero las rimas que les molan. Llueve. El soportal los cobija; es una pequeña patria donde se encuentran todos los días. Charlan, fuman, ríen y rapean. Hoy están especialmente inspirados. ¡Ah, que placer ese momento creativo compartido en el que, donde no llega uno llega la otra o el otro! Riman frases y más frases y encadenan bloques de estrofas en las que cuentan sus vivencias. Ideas mezcladas de la vida de tres adolescentes en el barrio que los vio nacer. Reproducen por enésima vez lo grabado en el móvil de Íker, lo escuchan con atención y ya está. Ya lo tienen, esa es la idea original. El Pape lo tiene claro; hay que vestirlo con unas bases vacilonas que encontró en un blog de Detroit. Laura piensa que con un poco de drum'n'bass será suficiente pero Íker insiste en llevarlo todo a casa del gran amigo Charly, su hermano  tiene un Home studio en el que se curra producciones caseras pero de gusto exquisito. 
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Como decía al principio, el proceso suele ser como en los tres casos que acabo de describir, o sea, al revés de lo que me gustaría contar a continuación. Algunos músicos, no todos, después de escuchar una pieza terminada, son capaces de destilar esa idea original, ese chispazo medular que dio el origen a un todo. A veces ese todo, se presenta con tanta guarnición que simula estar escondido, como sepultado por capas de sedimentos musicales que casi parecen desvirtuarlo. Pero no. Esos arqueólogos musicales de los que hablo se cuelan por las rendijas del aglomerado como agua en la tierra en busca del poso, de la idea original. En determinados casos la ansiada idea es más que visible y lo único que hay que hacer es caminar hacia ella para reproducirla. Pero en otros, la guarnición añadida forma una argamasa densa que oculta tras de si la síntesis del proceso. 

  
Este es el caso de Tender Delights, un dúo afincado en Hamburgo que se dedican básicamente a tocar para acontecimientos de cierto nivel en  convenciones, celebraciones o fiestas privadas. Ofrecen un jugoso repertorio de temas Pop, Soul y Jazz elegido con gran acierto e interpretado con un gusto exquisito. Annalena Doss es una magnífica cantante con un gran dominio de los géneros interpretados y los dos guitarristas que la acompañan en los vídeos que se pueden ver en la red, Clemens Clusen y Julian, demuestran sobradamente sus recursos instrumentales para llenar de contenido y de calidad la base armónica y rítmica sobre la que se mueve la voz.

Propongo dos opciones: 

La primera. Warwick Avenue de 2007 de Duffy. Escrita por Jimmy Hogarth, Eg White y la propia Duffy, aquella chica rubia de Gales que parecía estar llamada a ser la sucesora de Amy Winehouse. Absorbida por el Mainstream, pero con calidad a la hora de componer y cantar. Este es un claro ejemplo donde la idea original es más que visible. La línea de bajo, apoyada por la guitarra coincide con parte de la melodía, después aparecen unos arreglos de cuerda, pero en un sentido más bien atmosférico y a partir del redoble de caja todo entra en una estructura convencional del triángulo: armonía, melodía y ritmo. Tender Delights se hacen suyo el tema a partir de la clarísima visibilidad de esa idea original. Clemens combina la línea melódica del bajo con la marca de la armonía que hábilmente coloca en el segundo tiempo de cada compás; luego, en el puente acompaña a la voz con una armonía rítmica. Perfecta síntesis que se adivina desde la primera escucha, pero es necesario tener el buen gusto demostrado para una ejecución brillante. 

Duffy interpretando Warwick Avenue. Programa de la BBC de Jools Holland


La versión del Warwick Avenue de Tender Delights

La segunda: Ain't No Mountain High Enough de 1966 popularizada por Marvin Gaye y Tammi Terrell y unos años más tarde por Diana RossEscrita por la pareja de compositores Asford & Simpson y con un ADN de la más pura Tamla-Motown. Desde el principio de la melodía se aprecia una cierta inestabilidad en la escucha, esto sitúa al oyente en alerta porque la música es un péndulo, -se genera algo indefinido que capta la atención a la espera de ser resuelto con un pasaje más estable-. Rítmica desde el segundo cero, con unos agudos que parecen salir de un piano eléctrico por el canal derecho y que enseguida se verán reforzados por una guitarra que toca la armonía por el izquierdo. En medio de todo, la clave, esta es para músicos: Una línea de bajo cromático descendente que arranca desde la séptima del acorde, pasa por la sexta y después por quinta aumentada, con lo cual éste se convierte en el cuarto grado de la tonalidad tomada en mayor. Está bien, está bien, dejemos de hablar en el idioma de Mórdor. Llega el estribillo y más arreglos. En el puente se mantiene la tensión, todo acaba subiendo medio tono y para la parte final más ritmo, más cuerdas, más color, más arreglos, más y más capas que van cubriendo el concepto primigenio. Tender Delights, en este caso Annalena y Julián, se cuelan por las rendijas que deja toda esta instrumentación y como si fueran un alambique musical destilan la idea original. Julián combina muy hábilmente desde el principio la armonía y el bajo con suaves golpes percutidos sobre las cuerdas apagadas que generan una sensación rítmica. El estribillo no necesita más que los acordes con un ritmo bien llevado y en el puente se mantiene la tensión necesaria y la subida del medio tono. Annalena, sube muy arriba sin perder el registro en ningún momento, magnífica de afinación y en el posicionamiento de la voz. Una delicia.

Ain't No Mountain High Enough, original de Marvin Gaye y Tammi Terrell

 Ain't No Mountain High Enough, versión de Tender Delights


P.D: No puedo acabar este texto sin antes agradecer la inestimable ayuda de mi gran amigo José Manuel Blanco, por su traducción del alemán. 
Toni Pedrol. La Teoría del Taburete. Barcelona 2019

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