18 sept 2008

Mi padre y yo

Comienza aquí una semblanza intermitente de mi padre. Un ser mítico en mi niñez que desaparecía entre las brumas de la Estación del Norte para llevar a Castilla el Tren Correo. Con los años supe que mi héroe de cuento, esos que él me leía y que protagonizaban personajes normales que en un momento inexplicable se convertían en seres fabulosos, era jefe de la expedición del Tren Correo como técnico superior de Correos y Telégrafos. Cuando mi padre reaparecía varios días después, con el Pumby bajo el brazo y su gran sonrisa, llegaba la fiesta. Mi padre, republicano, socialista, persona íntegra. Expedientado por el régimen Franquista por vía familiar no renunció a sus ideales ni siquiera cuando el gobierno de Felipe González ninguneó miserablemente a los escasos 100 técnicos superiores que quedaban en Correos y Telégrafos retirándoles de los puestos que les correspondían para colocar por encima de ellos a cargos políticos ajenos a la entidad pero afines a los intereses del partido socialista. Siempre discutimos sobre esto y nunca entendí su fidelidad.
Mi padre, enamorado de la vida, la aventura, el amor, la belleza en general, una buena partida de poker con sus colegas, una copa, amigo leal. Fue, es mi mejor amigo y tengo el privilegio de ser su hija.

Carlos Gardel. Mano a mano. 1920. Celedonio Flores. Carlos Gardel-José Razzano.


Mi padre se emborrachaba una vez al año en la Fiesta de La Balesquida. En realidad era el reto de su suegro, mi abuelo Valentín. Ese día salían juntos por la mañana. La resistencia de mi padre a la bebida frente a la de mi abuelo era nula. Digna de ver la imagen de mi abuelo, un hombretón de casi dos metros de altura, llevando delicadamente a mi padre por las cuestas del Monte Gamonal hasta la casa mientras mi padre cantaba La dona e mobile. Siempre el mismo ritual, al llegar a la casa su suegra, mi abuela Rufina, le decía a su marido ¡Pero Valentín!... Y se llevaba a mi padre para que descansara un rato lejos de la gran potencia física que era su marido, mi abuelo.

Rigoletto de Verdi. La Dona e mobile. Giuseppe di Stefano. Años 50


¡Va por ti Padre! En ese sin sentido Franquista que hizo que un ceutí recalara en Asturias rompiendo la historia de la inviolabilidad del territorio Astur por las gentes del África Occidental de lo que tu tanto te reías... Diciendo pícaro: Si Pelayo hablara...
RauLuz. Vallecas 2008

2 comentarios:

Jesús dijo...

No puedo evitar llorar de emoción al ver el paralelismo. Enrique padre siguió el camino contrario, de Asturias, aunque nació en La Coruña, a Uixan y finalmente a Melilla. Y la borrachera era en Santa Barbara.

Caminando sobre la Luna dijo...

Querido Jesús. Cuando te hablé del proyecto Mi padre y yo y cuando ya había preparado y restaurado las primeras fotos me eché un poco para atrás. Una especie de rechazo a airear la vida de nadie. Luego pensé que es necesario dejar razón de aquellas personas que tuvieron que vérselas muy por el lado más bestia de la vida solo porque a un puñado de iluminados se les antoja que el mundo no marcha según sus ideales. Y aunque lo que vamos a seguir contando siempre corre en el ámbito de los gustos y saberes de mi padre en cine, literatura, música y artes en general, cuenta, como personas como tu padre y el mío tuvieron que hacer un auténtico derroche de ingenio y resistencia para sobrevivir en aquella España no tan lejana. Y entiendo a aquellos que quieren saber qué fue de sus familiares desaparecidos. Enrique salió del norte hacia el sur y mi Domingo trazó el camino inverso. Como él decía con bastante guasa: Soy tan del sur que soy del norte, del norte de África.