Nos avisa el buen Chema, ayer publicó Rosa Montero, en el periódico El País, un artículo titulado Pesadilla. Es la historia, una más, de la broma macabra que es la aplicación de la ley de Dependencia en la Comunidad de Madrid. La amiga de Rosa Montero vive la angustia de ver cómo es posible que el más claro desprecio de todos los estamentos implicados en la información y aplicación de dicha ley sea el trato habitual que reciben los dependientes y sus cuidadores. Podríamos contar aquí muchas de las historias que conocemos de primera mano y la nuestra también. No es necesario. Hay quien se engancha al morbo con facilidad y aquí no servimos platos adiptivos.
Considérense verdugos todos aquellos que están aplicando la más implacable de las leyes, el paso del tiempo, que eliminará a muchas de las personas de avanzada edad que necesitan que se apliquen los beneficios de esa ley ya. Advertimos también que además de esas bajas, están los daños colaterales sufridos por los familiares a los que no queda más remedio que renunciar a sus vidas, a sus sueños, a sus posibilidades laborales y económicas para atender a esa persona que te necesita.
No abandonaremos jamás a nuestro perro, no abandonaremos jamás a nuestros mayores enfermos o desvalidos. Nuestro perro hace reír y acompaña a nuestro mayor enfermo y alegra con su presencia el esfuerzo de todos los demás.
Cuando escuchamos a los políticos mercadear con la cantidad de puestos de trabajo que van a crear a costa de la decrepitud humana, nos acordamos de las cuidadoras de Pinto y de paso nos dan ganas de vomitar.
Como decía mi padre: Si en algún momento me pongo gagá acuérdate de darme un buen garrotazo en la cabeza, tienes mi permiso y mi bendición, cosa esta última, que decía con la mayor de las guasas. Todo lo demás lo decía en serio.
Tahures Zurdos. Five years de David Bowie
RauLuz. septiembre 2009. Vallecas, Madrid
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