25 ene 2016

De Toni, BB King y otras variables.

B.B. King poses for a portrait in Memphis, Tennessee in 1948. 
 
Fue un jardín espinado, la voz del Maestro Pedrol cambió sutilmente, no me decía que no pero bordeábamos el abismo, estaba claro, hablar de un creador en apariencia tan evidente no era algo que le apeteciera especialmente, el afecto y el apoyo incondicional pudo más: Déjame tiempo, lo escribiré.
No soy persona de presiones, dejar respirar es fundamental. En este rincón lunar sin prisas, siempre se llega a tiempo cuando se llega.
El artículo llegó, se guardó en la carpeta de artículos del Maestro Pedrol y pasan los días. Imperdonable.
Para mí es uno de sus artículos más destacados de los publicados por Toni en este lugar. Os gustará, seguro.
Toni, gracias por el esfuerzo y el afecto.

RauLuz, Vallecas. Madrid 2016
BB KING. ESENCIA.
Hace tiempo que se lo debía a este blog y para ser más concretos a Luz Elez, su redactora-jefa. Un artículo sobre BB King, en principio era algo sencillo de abordar desde la perspectiva de un tipo como yo a quien apasiona el blues. Pero, al ponerme ante el documento Word en blanco y al cabo de varias líneas escritas, todos los intentos acabaron en la tecla suprimir y un autocomplaciente: Mañana me pongo. Me encontré a mí mismo repitiendo la retahíla de frases hechas que inundaba la red con la muerte del maestro, cosas del estilo de: El blues pierde a uno de sus reyes; BB King nos deja para siempre; nacido en el año… ¿Qué sentido tendría volver a escribir lo que ya estaba escrito docenas de veces? Información que incluso en gran medida ya existía antes del pasado 14 de mayo de 2015, cuando el viejo bluesman pasó a mejor vida. Hasta que conduciendo solo por la autopista, Ry Cooder me dio la solución con su fantástica Feelin’ Bad Blues. Sin quererlo,  volver a escuchar el temple de aquellas pocas notas abrió el documento Word válido, ya está, ya lo tenía, mi memoria Ram cerebral empezó a teclear. Soy guitarrista, como he dicho me apasiona el bues y tenía que fijar mi visión del tema a través de las yemas de mis dedos, a través de la pasión del músico que nunca piensa renunciar a su condición de melómano. Llegados a este punto, permítan que me explique.
Una de las cualidades más preciadas de la música es la improvisación, quiero aclarar que hablo de la música en directo, lo de las grabaciones está muy bien pero nunca superan de manera conceptual a la comunicación directa entre intérprete y público, ese momento en que el músico crea, inventa sobre una base pactada, un discurso comunicativo efímero, que sólo existe en aquel instante preciso, se desarrolla y desaparece, que depende del momento vital, del estado de ánimo, de las sugerencias mentales. Todas las improvisaciones son irrepetibles.  Según el gran Chucho Valdés, para conseguir una buena improvisación, se requieren dos características irrenunciables: Técnica y tener alguna idea, o dicho de otra manera: Conocimiento en la interpretación y honestidad.
Este tipo de expresividad tiene múltiples variantes, de la misma manera que algunos escritores necesitan líneas y líneas de texto para redactar sus descripciones y otros son capaces de, con pocas palabras, sintetizar aquello que pretenden comunicar. Algunos músicos requieren de muchas notas para sus improvisaciones mientras que otros sólo necesitan unas cuantas para expresar aquello que sienten. Esto, se aprecia muy bien en Kind Of Blue, tal vez uno de los mejores discos de jazz de la historia, donde el contraste entre John Coltrane y Miles Davis es más que evidente. Coltrane es un torrente, mil notas entrelazadas, giros inesperados, despliegue brutal de recursos, arrollador. Miles no. Miles, como de costumbre necesita muy poco para decir mucho; pocas notas, perfectas, conectadas con sentido, que nos dejan un fraseo  minimalista pero de máxima plenitud. BB King pertenece a esta categoría de improvisadores, desde siempre su personalidad pasa por un discurso honesto, coherente, de gran expresividad, sin la necesidad de manejar excesivos recursos; construyendo desde un puñado de notas carnosas, precisas, redondas y de un temple exquisito, líneas melódicas, sintéticas, vertebrales, dominando por igual la nota pulsada, el silencio y el contexto que lo une todo.  BB King es esencia musical. Estoy convencido de que nunca digitó más porque nunca le hizo ninguna falta. Él tenía su lenguaje personal, su herramienta expresiva y no necesitaba más. Era el dibujante que con muy pocos trazos es capaz de extraer la belleza de aquello que ve para mostrárnosla, porque domina trazo, proporción y perspectiva a partes iguales.

¿Les gusta el fútbol? A mí mucho. Tal vez a los futboleros no músicos les pueda interesar lo que sigue. Iniesta: dribla, la esconde, finta a derecha, ahora a izquierda, se va de tres, hace un caño, amaga, cambia de ritmo… Nos abruma con su despliegue de recursos técnicos. Magia futbolística. Iniesta es Robben Ford. Xavi: no dribla, no es veloz, no es un portento físico, pero siempre sabe colocarse, antes de llegarle el balón ya ha visto dos posibilidades de continuidad en el juego, imprime rapidez o duerme el ritmo a conveniencia, pero siempre con pocos toques, carnosos, precisos, redondos y de un temple exquisito. Esencia futbolística. Xavi es BB King. No, no me hagan esto, no me metan a Messi en el entuerto, Messi es capítulo aparte. Deidad futbolística. Messi es Jimi Hendrix.
Así,  a través de las cualidades descritas y de su carácter afable, fue como BB King se convirtió en uno de los mejores embajadores que el blues ha tenido jamás. Creo que contribuyó en gran medida a socializar esta música extraordinaria que nació en el dolorido sur de los EEUU y que se ha expandido por todo el planeta, y lo hizo dotándola de calidad, alejado de malditismos trasnochados, él sabía que su labor iba en serio y que no cualquiera es capaz de interpretarla .
No puedo cerrar el texto sin hacer mención al gran cantante que también fue, a menudo ensombrecido, tal vez con razón, por su esencia de guitarrista.


Os dejo este Live in África de mediados de los 70. Pletórico, con una banda completísima que le aporta el groove necesario a la fibra musculosa de la gozaban las notas de su guitarra en aquel momento. 


Y aquí, acompañado por Stevie Wonder, el viejo bluesman, al que ha abandonado buena parte de su energía pero que resuelve la situación con la honestidad del veterano de guerra. 

Toni Pedrol. La teoría del Taburete. Barcelona 2016

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